Detrás de cada fotografía existe una historia que contar. Hoy me gustaría enviaros un mensaje positivo, y como no, a través de una imagen que vale más que mil palabras. Os quiero transmitir lo que a mí me suposo el hacerla y el porqué, dado los tiempos que corren, no veo mejor momento. Os pongo en situación:
Eran alrededor de las 7 de la mañana de un día frío y lluvioso de octubre, cuando mi compañero y yo llegamos a la línea de salida de un triatlón a punto de disputarse, en una playa preciosa de nuestra Andalucía, isla Canela.
Ultimando sus detalles, los corredores y corredoras se disponían para enfrentarse a la competición, preparando sus bicicletas, amarrándose los trajes de neopreno, ajustando sus gorros de natación, hablando con sus compañeros, algunos sonreían y contaban chistes, mostrando alguna que otra carcajada, otros hablaban sobre cómo iban a afrontarlo, otros sobre su estrategia. Sus familias, allí presentes, les daban ánimos y les prestaban su apoyo.
Algunos críos revoloteaban jugando con sus cometas, con sus hermanitos.
Se percibían los nervios en el ambiente, se oían respiraciones fuertes. De entre sus voces y la de sus familias, aspiraciones y espiraciones pasaban por mis oídos cada vez que tomaba una fotografía y pasaba por sus alrededores. Altas dosis de concentración en algunos.
Cada uno afrontaba el reto a su manera, aunque la tónica general fuese la de los nervios y el miedo, lógicos antes de comenzar semejante hazaña. Todo lo entrenado y sufrido tiempo atrás, a punto de entrar en juego. Añadiéndole encima un tiempo poco propicio para competir, imperando el viento y la lluvia, que implementaban la dificultad, pero claro, son factores que no podemos evitar, las circunstancias externas están ahí y todos formamos parte de ellas.
Cuando fotografío, en mí parece que se congela el tiempo, es como si fuese más consciente de lo que me rodea, atiendo a todo lo que pasa, agudizando mis sentidos y casi confluyendo con el presente. Así, alejándome un poco del bullicio para captar una toma general, percibí a lo lejos una silueta que no había visto antes, lo que parecía ser una persona sentada mirando al mar, solitaria, pensativa, contemplando el amanecer. Me llamó la atención, y me acerqué para verlo.
Era un triatleta que se encontraba en la playa, sentado, mirando al horizonte alejado de la multitud antes de comenzar su desafío. En los momentos previos de tomar la foto, ya me transmitió lo que él sentía: calma, serenidad, PAZ INTERIOR. Allí permanecía impasible. De una manera sosegada contemplaba el mar y las adversidades que le esperaban y le rodeaban, presenciando a su vez la salida del sol, como presagio de que entre toda lucha contra las circunstancias en las que la vida nos pone a prueba, existe siempre una luz que nace y que nos hace seguir adelante. No me acerqué lo suficiente como para oír su respiración, pero tampoco me hizo falta, porque sabía que sería relajada y tranquila.
Entonces, en ese momento, se me vino esta frase: "CUANDO HAY CALMA EN TU INTERIOR, LA ADVERSIDAD SOLO ES PARTE DEL PAISAJE".
Espero que os sirva de ayuda para estos momentos y con todo mi cariño.
@ivandelprestamo
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